La norma UNE 171330:2008 define como Calidad Ambiental en Interiores (CAI) a las condiciones ambientales de los espacios interiores, adecuadas al usuario y la actividad, definidas por los niveles de contaminación química, microbiológica y por los valores de los factores físicos. Se excluye del campo de aplicación de esta definición a los recintos destinados a uso industrial y/o agrícola.
1. FACTORES AMBIENTALES DE RIESGO EN INTERIORES
Los factores implicados en la CAI pueden ser de origen químico, biológico o físico, y todos ellos pueden proceder tanto de fuentes internas como externas al edificio.
1.1. AGENTES QUÍMICOS
La procedencia más habitual de estos contaminantes son los productos derivados de la combustión, los materiales de construcción y decoración y los productos utilizados en actividades cotidianas como la limpieza. Se ha realizado una clasificación de los agentes químicos en cinco grandes grupos, los cuales se detallan a continuación.
1.1.1. Productos derivados de la combustión
Estos productos se forman por la combustión de sustancias que contienen carbono. En ambientes interiores pueden encontrarse compuestos como el dióxido de carbono (CO2), el monóxido de carbono (CO) y otros óxidos de nitrógeno o compuestos de azufre. Pueden causar dolor de cabeza, falta de concentración, mareos, somnolencia y problemas respiratorios, dependiendo de la concentración y el tiempo de exposición.
Su presencia en un interior puede deberse a la presencia de fuentes internas o proceder del exterior.
Las calderas, las cocinas y los vehículos a motor originan este tipo de compuestos, por lo que es recomendable que la ventilación de estas instalaciones se encuentre separada del resto del edificio.
1.1.2 Compuestos orgánicos volátiles (COVs)
Son una amplia gama de compuestos químicos que contienen átomos de carbono y que pueden ser gases o, si bien son líquidos, tienden a evaporarse fácilmente a temperatura ambiente.
Su presencia es elevada en nuevas construcciones y en edificios recientemente remodelados, ya que están presentes en la composición de resinas, barnices, pinturas, productos para el tratamiento de muebles, moquetas, alfombras…
Los efectos son variables en función del tipo de compuesto pero, de manera general, se
considera que el 80% de los COVs son potenciales irritantes de piel, ojos y tracto respiratorio, y el 25% podrían ser cancerígenos. Otros efectos característicos son: dolores de cabeza, irritación de mucosas, disfunciones neuropsicológicas, etc.
1.1.3. Plaguicidas
Los plaguicidas están constituidos por una gran variedad de compuestos orgánicos, la mayoría de ellos semivolátiles, que pertenecen a diferentes familias químicas, tales como organofosforados, carbamatos, organoclorados y piretroides. Se utilizan para el control de insectos, roedores o microorganismos. La exposición a estos compuestos puede implicar efectos sobre la salud que van desde irritación de mucosas hasta efectos sistémicos, dependiendo de la concentración. Muchos de ellos presentan el problema adicional de su persistencia en el ambiente debido a su naturaleza química, al ser semivolátiles no se evaporan tan fácilmente como los COVs, y al modo de aplicación.
Presentan una toxicidad alta, por lo que su utilización en las instalaciones de un lugar de trabajo no debe comprometer la calidad del aire interior, esto es, debe evitarse que las sustancias que componen estos productos pasen al aire en forma de partículas o que los restos sólidos sedimenten en las superficies de las instalaciones.
Un problema muy frecuente relacionado con los plaguicidas es que generalmente se utilizan cuando el edificio está desocupado, por la noche o durante los fines de semana, cuando el sistema de renovación del aire (ventilación) está parado, con lo cual no se elimina el producto. Así cuando el sistema se pone en marcha, coincidiendo con el retorno
de sus ocupantes, los contaminantes circulan por todo el edificio, con el consiguiente riesgo de exposición.
En el año 2008 se publicó una norma UNE con el objeto de difundir buenas prácticas en los ambientes interiores respecto a las operaciones que implican el manejo de plaguicidas. Dicha norma es la UNE 171210:2008: Calidad ambiental en interiores.
Buenas prácticas en los planes de Desinfección, Desinsectación y Desratización.
1.1.4. Radón
El radón es un gas radioactivo que proviene de la desintegración natural del uranio de las rocas, el suelo y el agua. El uranio se encuentra en pequeñas cantidades en la mayoría de las rocas y en el suelo. El radón se libera del suelo a la atmósfera, y también al aire de interiores como consecuencia del flujo de gases del suelo subyacente a los cimientos de los edificios.
En España, los suelos con mayor contenido en radón se encuentran en las Sierras de
Guadarrama y de Gredos, en la provincia de Salamanca y en Galicia.
El radón entra en los edificios a través de fisuras, puertas, ventanas y el agua (procedente principalmente de aguas subterráneas).
La importancia del radón radica en que es considerado cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Concretamente, el principal efecto adverso derivado de la inhalación de radón y en especial de sus productos de desintegración es el riesgo de cáncer de pulmón. Al tratarse de un gas, no se retiene de forma significativa en el tracto
respiratorio. Sin embargo, los productos originados en su desintegración se pueden unir a partículas de aerosoles presentes en el aire, las cuales, en función de su tamaño, pueden ser retenidas a distintos niveles del sistema respiratorio. Las más pequeñas, la fracción respirable, alcanzarán los bronquios y pulmones, depositándose allí, aumentando la
probabilidad de desarrollar un proceso cancerígeno.
1.1.5. Partículas y fibras en suspensión
Las partículas en suspensión son contaminantes dispersos en el aire en forma de aerosoles (líquidos o sólidos). Las partículas presentes en un ambiente interior pueden clasificarse, según su origen, en biológicas, radiactivas, minerales y de combustión. En ambientes interiores, las partículas de más de 10 µm de diámetro se consideran generalmente como polvo. A partir de este tamaño y a medida que va disminuyendo el diámetro de las partículas, éstas son capaces de llegar a mayor
profundidad del sistema respiratorio. Así, las partículas de diámetro inferior a 1 µm son capaces de alcanzar los alvéolos y difundirse al resto del cuerpo a través de la sangre
Algunos de los efectos más comunes de estas partículas en suspensión son: irritación de ojos y vías respiratorias, agravamiento de episodios asmáticos y de enfermedades cardiovasculares y aumento de la frecuencia del cáncer de pulmón a largo plazo. Cuando la longitud de las partículas es tres veces mayor que su diámetro pasan a
denominarse fibras.
Las fibras utilizadas en las estructuras de los edificios como aislantes son las que más problemas han originado para la salud. En el año 2001 se prohibió el uso y comercialización del amianto, por su capacidad de producir cáncer de pulmón,
mesotelioma, etc., al ser inhaladas. No obstante, este tipo de fibras siguen existiendo en las estructuras de muchos edificios, por lo que el riesgo se hace patente en las obras de remodelación y, sobre todo, en la demolición de los mismos. Otras fibras,
especialmente las fibras de vidrio, están sustituyendo en gran parte a las fibras de amianto en las nuevas construcciones, para aislar térmica y acústicamente los edificios. No obstante, si estas fibras se desprenden y pasan al aire pueden producir irritaciones en piel, ojos, nariz y garganta, y los efectos a largo plazo aún no son muy bien conocidos.
1.2. AGENTES BIOLÓGICOS
La contaminación biológica en ambientes interiores se transmite mayoritariamente a través del aire, en forma de aerosoles.
Los bioaerosoles comprenden a los microorganismos y a los fragmentos, toxinas y partículas producto de los deshechos de todo tipo, cuyo origen es la materia viva. Formando parte de los bioaerosoles se pueden encontrar, por tanto, microorganismos tales como virus, bacterias, hongos y protozoos y también granos de polen, pelos y caspa de animales, fragmentos de insectos y ácaros, así como sus excrementos, micotoxinas y endotoxinas, y compuestos orgánicos volátiles procedentes del metabolismo de los microorganismos.
Esta contaminación puede provenir del exterior, a través de puertas y ventanas o de los conductos de ventilación y/o climatización, o también del interior del edificio, mediante la respiración de los ocupantes (trabajadores o no trabajadores).
Los contaminantes biológicos pueden causar tres tipos básicos de enfermedades entre los ocupantes de un edificio:
- Enfermedades infecciosas: Implica la invasión de las células por microbios para reproducirse. Pej: legionelosis, gripe…
- Enfermedades alérgicas: Se presentan cuando los individuos entran encontacto con sustancias capaces de generar la alergia o alérgenos. Pej: asma, rinitis alérgica…
- Enfermedades tóxicas: Originadas por las toxinas que producen algunos tipos de bacterias (endotoxinas) y hongos (micotoxinas) y que pueden dar lugar a reacciones inflamatorias o tener efectos tóxicos en humanos.
1.3. AGENTES FÍSICOS
Al hablar de agentes físicos en CAI nos estamos refiriendo a las condiciones termohigrométricas (temperatura, humedad, velocidad del aire), la iluminación del local, el ruido ambiental y las vibraciones percibidas.
Estos factores, a diferencia de los químicos y los biológicos, son más fáciles de identificar y de cuantificar a través de mediciones.
1.3.1. Condiciones Termohigrométricas
Las condiciones termohigrométricas de un lugar de trabajo están íntimamente relacionadas con la sensación térmica de los trabajadores. En la práctica, suele resultar bastante complicado mantener satisfechos a todos los ocupantes de un recinto en
relación con la sensación térmica, ya que su apreciación está muy influenciada por el factor subjetivo de cada persona. No obstante, es muy importante conocer los distintos parámetros ambientales que influyen en esta percepción (temperatura, humedad, velocidad del aire) para poder resolver mejor los posibles problemas que puedan aparecer.
El Real Decreto 486/1997 sobre Lugares de Trabajo establece en su Anexo III una serie de criterios para los parámetros Temperatura, Humedad Relativa y Velocidad del aire. Los valores proporcionados por el Real Decreto se acotan más en el desarrollo de la Guía Técnica del INSHT de Lugares de Trabajo.
1.3.2. Iluminación
La iluminación de los lugares de trabajo deberá permitir que los trabajadores dispongan de condiciones de visibilidad adecuadas para poder circular por los mismos y desarrollar en ellos sus actividades sin riesgo para su seguridad y salud. (Art. 8, RD 486/1997). El Real Decreto 486/1997 sobre Lugares de Trabajo establece en su Anexo IV los niveles mínimos de iluminación de los lugares de trabajo según la zona del lugar de trabajo (ver tablas 2, 3 y 4).
Estos niveles mínimos deberán duplicarse cuando concurran determinadas circunstancias (ver Anexo IV del RD 486/1997).
También se recomienda preferentemente la utilización de luz natural que, en caso de no ser suficiente, se complementará con luz artificial general, que a su vez se complementará con una localizada cuando en zonas concretas se requieran niveles de
iluminación elevados.
Cuando la iluminación no es la adecuada pueden aparecer molestias visuales y oculares, aumentar la fatiga y, como consecuencia, producirse más errores y accidentes. También disminuye el rendimiento.
1.3.3. Ruido
Los niveles de ruido que suelen encontrarse en edificios del sector servicios suelen estar por debajo de los 80 dBA, nivel a partir del cual se debe actuar para prevenir el riesgo de pérdida de audición de los trabajadores, tal y como se establece en el Real Decreto 286/2006, de 10 de marzo, sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al ruido. No obstante, el ruido originado en estos edificios puede producir molestias y afectar a la ejecución del trabajo. El ruido produce interferencias en la comunicación verbal, actúa como elemento de distracción, dificulta la concentración y la atención y disminuye el rendimiento.
1.3.4. Vibraciones
Las vibraciones pueden causar efectos muy diversos, que van desde la simple molestia hasta alteraciones graves de la salud pasando por la interferencia en la actividad humana (en la ejecución de ciertas tareas como la lectura, en la pérdida de precisión al ejecutar movimientos, en la pérdida de rendimiento debido a la fatiga, etc.). Las vibraciones que pueden producirse en las cercanías de un puesto de trabajo típico del sector servicios (obras, tráfico rodado, proximidad de ascensores, etc.), pueden molestar notablemente a los ocupantes del edificio. Los principales síntomas que
producen estas vibraciones son mareos e irritabilidad.